Mensajes de diversas orígenes

 

domingo, 18 de febrero de 2024

Os Pido Que Unáis Vuestras Manos A Ella, Puerto Seguro, Para La Salvación De Vuestras Almas

Mensaje de Jesús a Gisella Cardia en Trevignano Romano, Italia, el 17 de febrero de 2024

 

Querida hija y hermana de Mi corazón, gracias por acogerme.

Hija, te pido que ofrezcas tus sufrimientos por los sacerdotes y por Mi Iglesia, donde reina la confusión.

Yo lavo allí con Mi sangre y redimo allí con Mis sufrimientos, pero muchos no comprenden que la salvación, no se encuentra en las ideologías políticas ni en seguir a alguien.

Su salvación es pedir Mi ayuda y hablar de Dios. Tener el valor de testimoniar una Fe fuerte y convencida en Mí. Tener el valor de no abandonar a las almas necesitadas de consuelo y amor. En lugar de eso, abandonan Mi Iglesia y, a menudo, los que se quedan no saben qué hacer.

Hija Mía, tu ofrenda será bienvenida, para estos amados Míos que han perdido el camino y la razón, confiando en el mundo en lugar de en Mí.

Cuántos errores Me afligen con continuas laceraciones de Mi carne y de Mi corazón.

¡El comunismo ha entrado en la Iglesia! Por ello sufriréis mucho, más aún cuando haya alcanzado su apogeo.

Yo no os abandono... Debéis decir, ¡que su conversión es urgente! Quiero salvarlos junto con Mi amada Madre, a Quien ya no escuchan.

Les pido que unan sus manos a Ella, Puerto Seguro, para la Salvación de sus almas.

Ahora os dejo con Mi bendición en el nombre del Padre, en Mi Santísimo Nombre y del Espíritu Santo.

Vuestro Jesús

Breve reflexión

Estas sentidas Palabras del Hijo de Dios, nos invitan aún más a comprometernos a emprender un verdadero y serio camino de Fe, para que podamos trabajar junto a Él, para ayudar a tantas almas necesitadas de «consuelo y amor».

Debemos rezar con celo por la Esposa de Jesús, la Iglesia, para que sus ministros no caigan en las tentaciones del mundo, depositando su confianza en las «ideologías políticas», en sus modas y en los hombres que se hacen pasar por salvadores, pero que no hacen más que llevar al mundo y a las almas, a la plena y total ceguera espiritual.

No debemos olvidar que nuestro único Salvador es Jesús. Y que nuestro único refugio y «Puerto Seguro» donde atracar la nave de nuestra alma es María, nuestra dulcísima Madre, que con maternal cuidado nos acompaña y protege en este mar tempestuoso del mundo.

Por eso, en este tiempo de Cuaresma, en el que Jesús se dispone a darse todo a todos, no permitamos que «Su carne y Su corazón sean desgarrados» por nuestras infidelidades. Más bien, adhirámonos plenamente a Su invitación, para una verdadera conversión de vida. Sólo entonces tendremos la certeza de que, por Su muerte y resurrección, un día seremos salvados y redimidos.

Santo camino de Cuaresma

Origen: ➥ lareginadelrosario.org

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